Exitoso Concurso de Artes Plásticas.


El pasado sábado 22 de septiembre, se  llevó a cabo de manera exitosa el Concurso de Artes Plásticas en el cual participaron cerca de 300 niños de Casas Hogar.
El evento comenzó a las 9:00 de la mañana en el Parque Naucalli donde los niños fueron acomodados por categorías para apreciar la réplica  del mural "Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central", prestado por el Museo Mural Diego Rivera.
Apenas comenzaba la mañana. Los niños, entusiasmados, observaron el mural y su explicación. Acto seguido, Evencia Madrid Montes, Maestra del Instituto Nacional de Artes Plásticas de la UNAM y presidenta del jurado calificador, dió las instrucciones del concurso.  Se les indicó a los participantes que realizaran su obra consistente en escoger una imagen del mural y para hacer un dibujo relacionado con el tema.
La técnica usada fue dibujo a plumón. Cabe mencionar y agradecer el donativo de plumones otorgado por los empleados de la empresa Pharmanet-i3 con los cuales, nuestros niños pudieron llevar a cabo su trabajo.

Cuando los chiquillos terminaron, sus trabajos fueron retirados de las mesas para  que el jurado deliberara y estebleciera ganadores.
Para ese momento, se  repartieron  300 espléndidos almuerzos que amablemente,  Industrias Curtis donó para los niños.
Mientras tanto, la Orquesta Sinfónica de Atizapán, conformada por jóvenes adolescentes,  ofreció gratuitamente un concierto para los niños participantes.
Terminando el concierto, el grupo Máximo Compromiso, repartió bolsas de dulces que donaron a los niños. Para ese momento, el jurado calificador ya tenía los resultados y entonces se llevó a cabo la premiación para los 3 primeros lugares de cada categorías.

Para las 12:30 y después de una mañana de mucha actividad y sana y alegre convivencia, nuestros niños se prepararon para partir, momento en el cual, la empresa Dart obsequió a cada uno de los niños que asistieron al evento, un recipiente de plástico tupperware.

De este modo y gracias a todos los donadores y patrocinadores, los niños huérfanos y desamparados, pudieron gozar de una mañana llena de alegría, creatividad y sano entretenimiento.

Aquí me pueden ayudar.

Parte II

Empezaba a hacerse tarde. Ya el sol se escondía y el ruido de los coches se hacía cada vez más intenso (los viernes en esta ciudad son muy activos y el tránsito se hace más pesado según avanza la tarde).
Una vez que Alejandra terminó de exponernos su situación, empezamos a pensar qué hacer para ayudarla. No podíamos dejarla a la deriva en una ciudad que ella no conocía, sin dinero, sin cobijo ni techo.
¿Qué podíamos hacer? Ninguno de nosotros (colaboradores de la fundación), teníamos posibilidades de darle hospedaje por mas de unos cuántos días...De pronto,  un miembro de nuestro equipo recordó algo.
Recordó que una amiga suya, recientemente había iniciado un negocio de bocadillos para eventos y
que requería de alguien que le ayudará, así que...Alejandra sería su solución.
Nuestra compañera habló con su amiga, le expuso el caso y para fortuna de Alejandra, sus deseos se conviertieron en realidad para esa misma noche: ya contaba con un trabajo y hospedaje.
Finalmente Alejandra tomó otro taxi que la llevaría a casa de la incipiente empresaria y nosotros, con un buen sabor de boca y satisfechas, pensamos: ¡Qué hermoso que pudimos ayudar a cerrar con broche de oro la particpación de Casa de Santa Hipólita, en la vida de Alejandra! ¡Qué alegría saber que Fundación Casa de Santa Hipólita ha podido ser  el báculo del que se sostengan tantos jóvenes deseosos de crecer!
Gracias a todos quienes hacen posible que Fundación casa de Santa Hipólita esté en la mente y corazón de nuestros niños y jóvenes beneficiados.

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Parte I

Era la tarde del viernes. A las puertas de nuestras oficinas, se encontraba estacionado un taxi. Ansiosa por nuestra llegada, se bajó del coche una chica. Era una muchacha de tez morena clara y cabello oscuro. Se le veía preocupada, decidida, esperanzada.
Rápidamente bajó su equipaje del coche y espetó:
"Vengo a que me ayuden. En la Casa Hogar,  me dijeron que ustedes (Fundación Casa de Santa Hipólita), me iban a ayudar".
Sin saber de qué hablabay aún sin abrir las puertas de las oficinas, mi cabeza rápidamente trataba de entender lo que ocurría.
Le pedí a la chica (que para entonces ya  había mencionado que se llamaba Alejandra y que venía de una Casa Hogar en Puebla), que nos explicara detenidamente qué quería, qué hacía a las puertas de la Fundación. Sin darnos nombres, nos mencionó que la madre de la casa hogar le aseguró que podíamos ayudarla.
Ella acababa de terminar una carrera técnica en preparación de alimentos y por su edad (22 años) ya había terminado su estancia en la Casa Hogar.
Alejandra no tenía a donde ir, dado que era huérfana y sólo tenía un hermano que era alcohólico y con el cual no podía contar para encontrar hospedaje. Por lo tanto, su única esperanza éramos nosotros: Alejandra sabía que Casa de Santa Hipólita apoya Casas Hogar y por ello, no podríamos fallarle. Ella ya era una profesionista. pero estaba desesperada y quería encontrar hospedaje y trabajo.
"Vengo a quedarme. Necesito trabajo y dónde vivir!", dijo alterada. Yo veía sus maletas y entonces decidí dejarla entrar a las oficinas. Ya adentro platicamos y ella me explicó con detalle, sus necesidades....