El ingrediente secreto

Independientemente del tinte político que suele tomar el tema de la educación en nuestro país, debemos reconocer que la educación de nuestra infancia y juventud requiere de personal docente capacitado y entregado a su labor.

Si ese "pequeño detalle"  les permite a los maestros mantenerse concentrados en su labor , entregados de tiempo completo al arduo trabajo de la empatía para encontrar el modo de penetrar hasta el alma e inyectar el deseo de aprender, la necesidad de progresar y el ansia de ser mejor.

Esa parte de la labor del profesor es la que hay que resaltar y reconocer, alimentar y difundir.
Ese aspecto de la instrucción es el que tal vez, damos por hecho pero que, en realidad requiere de más corazón que mente, más entusiasmo que raciocinio.

Sin  embargo, no podemos hacer  a un lado que un buen maestro nos sólo debe tener vocación. El ingrediente secreto quizá sea la combinación de la entrega del corazón con el dominio de la aptitud para despertar en el alumno, el interés y la curiosidad por aprender. Este ingrediente secreto, con el cual se pueden hacer maravillas, es algo nato y difícilmente se podría adquirir con un curso.

Nuestro reconocimiento a todos los maestros que poseen el ingrediente secreto y que día a día lo alimentan, sin permitir que ninguna situación política pueda minar su vocación y entrega.